Las muelas del juicio son un recuerdo que nos dejaron nuestros antepasados prehistóricos. Una manera de no olvidar lo que fuimos, hombres de las cavernas que luchaban día a día contra los elementos de la naturaleza por sobrevivir.
Sin embargo, la realidad es que las muelas del juicio son, a día de hoy, y tras la evolución del ser humano, inservibles. No tienen ninguna función específica, ya que nuestra dentadura es lo suficientemente completa y funcional sin ellas.
Muchos profesionales aconsejan extraer las muelas del juicio lo antes posible, nada más salgan. Sin embargo, nosotros somos más conservadores y vamos más allá: no cabe duda que es una operación un tanto molesta, que conlleva sus peligros por infección y causas menores; por lo que, antes de recomendar extraer las muelas del juicio, preferimos analizar cada caso. Si que es cierto que en ocasiones es totalmente necesario deshacerse de las muelas del juicio, ya que provocarían dolor y apiñamiento del resto de piezas dentales, debido a la falta de espacio en la mandíbula; sin embargo, en otros casos, estas muelas no provocan ningún problema al paciente, y no interfieren en la disposición del resto de piezas dentales y forma de la boca. Es por ello que preferimos analizar cada uno de los casos que se nos presentan, ya que cada paciente es único.
Sin embargo, hay situaciones en las que, como hemos comentado antes, no queda más remedio que extraer las muelas del juicio mediante una pequeña operación. Estos casos son:
Cuando la pieza dental no tiene el suficiente espacio para salir.
Si la muela tiene una patología infecciosa que indique que, aunque mínimas, existan posibilidades de que se infecte.
Si el diente no ha terminado de salir y se ha quedado en la cubierta de la encía. Esto provocaría acumulación de restos de comida y podría desencadenar en infección.
Si las muelas del juicio han salido torcidas, por lo que afectarían a la disposición del resto de dientes.
Si existe un quiste en la zona.
Si al salir, las muelas del juicio provocan dolores o inflamación, aunque aparentemente hayan salido de manera correcta.
En cuanto a la intervención, no deja de ser una operación realizada por profesionales. Sin embargo, es un proceso que suele durar menos de una hora, donde se anestesia únicamente la zona en la que se encuentra la muela. Con los correctos y adecuados cuidados pre y post operatorios, el paciente no debería tener ningún tipo de complicación derivada de la operación, más allá de la inflamación y molestia de la zona durante pocos días.