Como bien sabemos, las caries son uno de los peores enemigos de nuestra boca, sin embargo, con una correcta higiene bucodental, no deberíamos preocuparnos. Pero, en ocasiones, por más que hagamos, alguna caries nos sale en un diente o muela; es entonces cuando -por suerte- nos aparece otra solución: los empastes dentales.

Una obturación dental -lo que comúnmente llamamos empastes- es una intervención muy simple que nos permite eliminar la caries dental. El dentista procede, primero, eliminando la caries y limpiando el hueco que deja esta. Una vez limpio, el siguiente paso es aplicar una resina en la cavidad provocada por la caries y darle cierto relieve, lo más parecido posible al natural propio de la pieza dental. Finalmente, la resina se endurece usando una luz halógena durante unos segundos. ¿Duele este proceso? Por supuesto que no, o al menos, no debería: si la caries se encuentra en una de las primeras capas del esmalte, normalmente ni siquiera se aplica anestesia local, puesto que la intervención es rápida e indolora.

Por el contrario, si la caries ha atravesado el esmalte y se encuentra más en el interior del diente, se procede a usar anestesia local en la zona, puesto que el dentista puede rozar algún nervio del diente y resultar desagradable para el paciente. En cualquier caso, se trata de una intervención rápida y, como hemos comentado ya, indolora.

La pregunta que todo el mundo hace -yo me incluyo- una vez acabado este proceso es siempre la misma: ¿Cuánto tiempo tengo que estar sin comer ni beber? Normalmente los dentistas suelen recomendar estar sin masticar una media hora para curarse en salud, pero lo cierto es que no es necesario esperar puesto que el empaste se solidifica y endurece al momento de ponerlo, mediante la aplicación de una luz halógena.

De todas maneras, independientemente de la información que te acabamos de proporcionar, desde aquí te recomendamos que sigas las instrucciones que te diga tu dentista puesto que, al igual que las personas, cada caso es un mundo.